"Si no relocalizamos toda la producción, debemos buscar proveedores alternativos en Europa"

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Octavio Barceló, partner en Expense Reduction Analysts, analiza cómo las empresas productivas pueden hacer frente a la inestabilidad de la cadena de suministro y el alza de precios de la energía y las materias primas.

"Si no relocalizamos toda la producción, debemos buscar proveedores alternativos en Europa"

Entrevista publicada orginalmente en InfoPLC++ Magazine #27

¿Cuáles son los mayores riesgos a los que se enfrenta la industria española en la actualidad con relación a la gestión del suministro y su cadena?

El mayor de los riesgos para las empresas sería el desabastecimiento de primeras materias y en consecuencia tener que parar la producción, algo que ya ha ocurrido varias veces durante el último año por diversas razones: por falta de materias primas, por los efectos de la pandemia y por la huelga de transportistas. Este hecho resultaría fatal para las empresas, ya que esta crisis que atravesamos se caracteriza por ser de falta de oferta, es decir, hay mucha más demanda para adquirir productos de los que hay disponibles. Esto perjudica a las compañías ya que al no disponer de materias primas suficientes o no poder transportarlas, no pueden fabricar sus productos acabados.

Un claro ejemplo es el sector del automóvil con la falta de microchips, que ocasiona un retraso muy importante en la fabricación y entrega de coches y camiones. En estos momentos las listas de espera para adquirir un vehículo son de 5-6 meses. En cuanto a los sectores específicos, hay algunos como el metalúrgico y siderúrgico que tienen altos niveles de dependencia energética, se ven muy perjudicados por el aumento de precios durante este año. Sus costes se han multiplicado por 4 o por 5. También es cierto que luego cada sector tiene sus bienes específicos que aumentan al margen de la inflación general. El cartón por ejemplo ha subido un 179% su precio, mientras que los combustibles líquidos lo han hecho un 83% y el aceite de oliva un 33%.

Se habla mucho de repensar el modelo de logística actual y la dependencia de Asia, pero no se trata de una solución inmediata…. ¿Qué tipo de respuesta ha de articular la industria española para hacer frente a estos desafíos a corto plazo?

Ciertamente es algo muy difícil de revertir a corto plazo, ya que trasladar un centro de producción no es tarea sencilla. Hay que contratar nuevo personal, buscar espacio, comprar máquinas, cumplir regulaciones, etc. También la empresa debe de repensar su estrategia empresarial, ya que subirán sus sueldos, pero también bajarán los logísticos, además de los tiempos de entrega, etc.

Y a largo plazo... ¿es posible mitigar el riesgo?

A medio y largo plazo el objetivo debería ser ir acercando progresivamente los centros de producción a los países de origen de las empresas. Hay algunas empresas españolas que ya han comenzado ese camino; algunas filiales de Inditex, Orbea o Brava Beer, están ya en el proceso de retornar sus centros de producción a nuestro país o países más cercanos como Portugal, Polonia, Rumania, Marruecos o Turquía. Se puede comenzar este proceso relocalizando los nuevos productos y dejando los antiguos en Asia.

El desafío para esta relocalización es que siga siendo más barato producir en el sudeste asiático, pese al aumento de costes y la subida del precio de los fletes portuarios. Pero las empresas españolas deben de buscar el equilibrio para tener una producción más controlada, cercana, que siga siendo competitiva y que sea autosuficiente.
Para reducir riesgos, es esencial es que las empresas planifiquen muy bien su producción, lead times, stock disponible y que tengan un buen forecast (previsión de ventas). En muchos sectores es imposible producir bajo demanda, porque podemos quedarnos sin producto y tener roturas de stocks.

¿Cómo deben las empresas relacionarse con sus proveedores? ¿Diversificar, exigir, replanificar…?

Ahora mismo estamos prácticamente en una situación de hiperdependencia de China en ese aspecto. Lo que deberíamos de hacer si no relocalizamos toda la producción, algo improbable a corto plazo, es buscar proveedores alternativos en Europa para no quedarnos relegados en caso de que el actual no pueda proveernos.

Lo realmente importante es reducir esa dependencia, no solo asiática, en sectores muy importantes, como el tecnológico, que está presente en prácticamente todas las industrias. También en el energético y en algunos productos manufacturados. Y ya que tenemos un organismo como la Unión Europea, deberíamos de usarlo para, en conjunto, poder crear industrias válidas para el continente.

La creación de una industria manufacturera y tecnológica podría generar muchos puestos de trabajo de alta cualificación en nuestro continente y podríamos acortar mucho los tiempos de envíos y recepción, aparte de estar en países más cercanos, lo que facilita el entendimiento entre las partes.

¿Puede proponer un roadmap para que las empresas puedan anticiparse y gestionar las disrupciones?

Es difícil, porque cada empresa, en cada sector tiene su propia casuística; tienen necesidades distintas, tratan con productos distintos, etc.  Gracias a la aprobación de la Península Ibérica como isla energética, los precios energéticos bajarán en los próximos meses. Pese a ello, la guerra en Ucrania y las tensiones con Marruecos siguen haciendo mella en nuestro país. Ahora, nuestro principal proveedor de gas es Estados Unidos, que vende el gas al menos un 40% más caro de lo que lo comprábamos al país africano.

Lo que aconsejaría a las empresas es que no se fíen de la bajada de precios porque puede ser coyuntural. Deben tratar de planificar sus compras y ventas con más meses de antelación si siguen dependiendo de proveedores asiáticos, porque como ya hemos visto, cualquier momento es propenso a que China cierre puertos, fábricas, etc.

¿Son la digitalización y la automatización de la cadena parte de la ecuación para una mayor resiliencia de la misma?

Este también es un factor que puede ayudar a traer la producción de vuelta, ya que la automatización de muchos procesos hace que sea muy parecido producir algo en cadena aquí que en Asía por la baja necesidad de mano de obra.

También tecnologías como la IA o el Big Data pueden ayudar a las empresas a prever mejor ciertas situaciones, prepararse mejor ante otros problemas y poder ser más eficientes en sus estrategias de marketing y ventas.
Pero como decía antes, en tecnología tenemos una gran dependencia, no solo España, sino toda Europa, de Estados Unidos y China. Tanto el software, como el hardware vienen mayoritariamente de esos países y de otros asiáticos como Taiwán o Corea del Sur.

¿Algún otro aspecto donde la industria tenga que poner el foco?

Por ahora la energía y la tecnología son las prioridades. Hay que hacer una transición efectiva y real hacia energías más verdes, que nos den también esa ansiada independencia energética que necesitamos y que puedan suplir con creces la demanda que hay en nuestro país, tanto para empresas como ciudadanos.

Por la parte tecnológica quizás es más difícil ser independientes de forma nacional, porque no hay infraestructura para serlo ni si quiera a largo plazo. Pero la Unión Europea, como he comentado anteriormente, debería de impulsar un plan de independencia tecnológica.

Por ejemplo, en la fabricación de microchips, que es un componente presente en la mayoría de los productos que usamos en nuestro días, deberíamos de tener un centro de producción europeo que cubriera al menos la demanda continental.

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  • Nombre
    Octavio Barceló
  • Cargo
    Partner
  • Empresa
    Expense Reduction Analysts

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