Sistema robótico para la vendimia automática de uvas
CH engineering GmbH ha desarrollado un vehículo de cosecha especialmente compacto para automatizar la cosecha de uvas

Tanto si se visita el mercado navideño con amigos como si se disfruta de una cena de Navidad con la familia, un buen vino caliente o un vino especial es imprescindible. Para ofrecer a la gente esta supuesta normalidad incluso en tiempos de escasez de mano de obra, los vinicultores deben recurrir cada vez más a la automatización durante la vendimia.
Sin embargo, hasta ahora se consideraba imposible automatizar pendientes con una inclinación del 75 % y hileras de viñas estrechas. La empresa alemana CH engineering GmbH ha desarrollado un vehículo de cosecha especialmente compacto precisamente para este ámbito de aplicación. Utiliza una robusta cadena portacables de plástico de alto rendimiento de igus para trabajar de forma fiable incluso en condiciones difíciles, minimizando así el trabajo de mantenimiento para los vinicultores.
La base de la cosechadora del Mosela es el vehículo de orugas UT110evo. Con una anchura de 1,32 m, una longitud de 3,2 m y un peso de 2,7 t, es lo suficientemente ligero y compacto como para transportarlo en un remolque de tractor. Esto significa que también se puede utilizar en viñedos con caminos de acceso estrechos. Una vez en el destino, se despliega una rampa lateral del remolque y el vehículo avanza por ella hasta la hilera de viñas. Un cabrestante une el vehículo con el remolque y lo sostiene con una resistencia a la tracción de 1,5 t, lo que le permite superar pendientes de hasta un 75 %. En estos lugares extremos, los conductores pueden alinear el ángulo de sus asientos con el horizonte para reducir la tensión en el cuerpo.
Los motion plastics reducen los costes de mantenimiento
Uno de los principales logros de los ingenieros fue el desarrollo de un vehículo que puede soportar las duras condiciones del viñedo durante mucho tiempo y, al mismo tiempo, minimizar el trabajo de mantenimiento para los vinicultores. La clave del éxito: una elección cuidadosa de los componentes. Entre otras cosas, los ingenieros optaron por una cadena portacables de plástico de alto rendimiento de igus para guiar los cables hidráulicos y eléctricos desde el vehículo hasta el cabezal de cosecha.
Las cadenas portacables no solo evitan que los cables se doblen y se atasquen, sino que también eliminan el riesgo de que se enreden en las viñas. “También contribuyen a aumentar la vida útil de la máquina”, afirma Jörg Ottersbach, director de la unidad de negocio de cadenas portacables de igus. “Nuestras cadenas portacables están fabricadas con plástico duradero de alto rendimiento, resistente a la corrosión y a la radiación UV y a los productos químicos. Esto significa que conservan sus especificaciones mecánicas durante años sin necesidad de mantenimiento”. Los ingenieros también han sustituido los rodamientos metálicos clásicos. En el pasado, los rodamientos de bolas se dañaban tanto por el mosto que, a pesar de la lubricación diaria, solo duraban una temporada y luego había que sustituirlos. Por eso, ahora se utilizan rodamientos de plástico de igus. Son resistentes a la corrosión, robustos y no requieren lubricación adicional, ya que los lubricantes sólidos integrados en el material permiten un funcionamiento en seco con baja fricción.
Vibración de las vides gracias a la unidad de batidores
Otro componente de la solución es la cosechadora de pendientes pronunciadas CH 500, un accesorio que se puede conectar a la zona de carga frontal del vehículo de orugas en 30 minutos mediante seis pernos. El aspecto de la máquina es similar al de un cascanueces gigante: dos brazos móviles, conectados en la parte superior de la máquina, abrazan la vid. En el interior de estos brazos hay varillas vibradoras que hacen vibrar la vid a una velocidad de hasta 620 movimientos por minuto y sacuden las uvas. Un sistema de recolección debajo de la batidora recoge las uvas y las transporta a un contenedor de recolección mediante un sistema de transporte.
La máquina de recolección se desplaza por el viñedo a velocidades de hasta 4,5 km/h, significativamente más rápido que cualquier cosechadora manual. En el camino de regreso, alcanza incluso velocidades de hasta 9 km/h, asistida por el cabrestante. A continuación, de nuevo en el remolque, los empleados vacían el contenedor y posicionan el vehículo para la siguiente hilera de viñas hasta que se haya recogido toda la cosecha.